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El gran error al firmar un testamento

Uno de los grandes errores que se cometen al hacer testamento o al planear una sucesión hereditaria es asumir que se trata de un tema reservado y que, si bien está la asesoría de notarios o abogados, la decisión se toma en soledad (confiando a ciegas en lo infalible del “heredador”), sin consultar a sus herederos.

¿Por qué es un error si siempre se ha hecho así? Porque el enfoque se concentra en cuidar el patrimonio, inversiones o negocio, lo que abre una serie de vulnerabilidades en la planeación que se haya hecho.

Algunos ejemplos son desde el criterio emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación relacionado con la viudez, desacuerdos entre los herederos o, incluso, la sorpresa de recibir un cargo o una empresa para la que no se está preparado, lo que explica las quiebras y pérdidas de patrimonio de una generación a otra.

La realidad es que las pérdidas sí generan una crisis. Lo fundamental es tener conciencia sobre qué tan preparada, o no, está la familia para superar ese momento con resiliencia, unión y continuidad del negocio o patrimonio, lo que es el primer paso para generar legados de largo alcance, beneficiando tanto a nuestros seres queridos como a la comunidad a la que pertenecemos.

Es por eso que, al final –o mejor dicho en primer lugar– lo más relevante debe ser QUIÉNES recibirán el legado y en segundo lugar QUÉ recibirán, un cambio de perspectiva donde lo fundamental es preservar -aún ante la pérdida- la armonía familiar.

Si queremos aumentar las posibilidades de tener una herencia que culmine con unión familiar, minimizando los potenciales rompimientos, así como favorecer la continuidad en los negocios es indispensable un enfoque que complemente los conocimientos legales con habilidades de tacto, discreción, así como capacidades de mediación y negociación para atender las necesidades específicas de cada familia.

El principal objetivo es socializar este tipo de decisiones delicadas. En el caso, por ejemplo, en que los hijos de la familia ya son adultos y tienen ya un rol en las empresas o en el cuidado del patrimonio, con mayor razón es fundamental tomarlos entablar con ellos una comunicación con seriedad, escucha y auténtica empatía.

Dejar un legado y una familia unida no es trabajo del día en que se firma el testamento, sino de voluntad, compromiso y sobre todo de entrega a nuestros seres queridos.

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